En la ciudad mitrada

El segundo día fue un poco menos exigente que el primero pero no menos emocionante. Etapa de transición, como dicen los comentaristas de ciclismo.

El paisaje de Berlín que evoca algunas imágenes de Islandia, según Nele, nos acompañó con lluvia, viento y neblina durante gran parte del trayecto, incluso en el sector de Cuesta Boba con sus subidas y bajadas (de ahí su nombre) hasta llegar a La Laguna, otro “cielo roto”, como coloquialmente se le llama a los lugares donde llueve a toda hora.

Unos tibios rayos de sol aparecieron hacia el final de la jornada en el ascenso al Alto de Pamplona, para descubrir una antigua capital de Colombia, la ciudad mitrada, en su máximo esplendor en una panorámica que ocupó toda la lente de la cámara y la retina de mis ojos.

Hasta aquí, toda la carretera está pavimentada y en buen estado. ¡Es una gran ruta para hacer en bicicleta! Muy segura, por lo demás. Hay muchos lugares para abastecerse de líquido y comida, pero también muchos vehículos motorizados, livianos y pesados. Familias enteras de venezolanos que llevan a cabo un verdadero peregrinaje de necesidad y dolor, hacen parte del paisaje.

Pamplona es una ciudad que lo tiene prácticamente todo: hoteles, restaurantes, bares, bicicleterías, tiendas de artículos deportivos, tiendas de ropa, comercio, etc. Les recomiendo probar las famosas obleas de Las delicias de Nelly, y un buen trozo de pizza en Piero’s. Les garantizo que no se arrepentirán. ¡Ah! Y si son católicos, les encantará pasar Semana Santa aquí en la ciudad estudiantil.

¡Muchas gracias a mis queridas amigas Angie y Yuliana Rico, y por supuesto a su adorada madre doña Dianeth por darnos cobijo en su fabulosa morada!

Ruta: https://www.strava.com/routes/13855737

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