La trocha acecha

Ya sin Nele y con menos peso en la bicicleta, mi meta era llegar a Onzaga, en SantanderOnzaga es un municipio que no conocía hasta entonces, pero del que tenía algunas referencias de otros viajeros: que era un lugar muy agradable, el pueblo más bonito de la región, que la ruta era increíble, etc. ¡Pude comprobar con mis propios ojos que todas estas cosas eran ciertas! Me sentí tan cómodo y tan a gusto en Onzaga que la noche que pasé allí juré que estaba durmiendo en mi propia cama.

En un restaurante conocí a la señora Nubia Díaz, quien muy amablemente accedió a prepararme rica comida llena de energía y vitalidad para mi cuerpo. ¡Qué fortuna!

Volviendo a la ruta, entre Soatá y Onzaga hay dos caminos, ambos por carreteras terciarias (sin pavimentar). Como era de esperarse, escogí el menos largo, pero más emocionante. ¡Y ha sido uno de los más duros que haya hecho en este viaje! Tiene un ascenso de unos 17 kilómetros, por una vía con mucha piedra suelta, eso sí en medio de un bosque precioso. Luego, una travesía, después otro ascenso y finalmente se llega hasta Onzaga. ¡Este pueblo no se divisa a la distancia sino hasta que ya se tiene en las narices! En total, son un poco más de 50 kilómetros. Desafortunadamente, la ruta que tracé en Strava me sirvió de poco. De todas maneras, la comparto si la quieren tener de referencia.

Ruta: https://www.strava.com/routes/13676953

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